Hasta el día de hoy, prácticamente todas las personas que he conocido, en algún momento de su vida, han aspirado a ser personas exitosas y reconocidas.
En la infancia es muy típico que los niños se sientan superhéroes y superheroínas que salvan al mundo y son reconocidos por ello.
Sin embargo, en la adultez, ¿porqué se acaba diluyendo? ¿Qué lo provoca?
Sencillamente la mente.
¿Porqué la mente? Nos identificamos demasiado con ella, pensamos que nosotros somos nuestra mente. Siento decirte que, todo lo contrario, la mente solamente es una fracción de todo lo que somos.
La mente fraccionada se impulsa por la información que ha recibido durante los primeros años de vida. De niños al no tener otra opción para validar la propia experiencia, se da por buena la información recibida por los mayores o progenitores y el entorno.
A esto lo llamo sumisión adaptada, al ser completamente imposible saber la intención de los progenitores. Al escuchar la información de manera verbal y no verbal, empieza la interpretación desde la mente, ella interpreta “el para qué me lo dicen” y llega un momento que la mente toma el mando de nuestra vida, interpretando y distorsionando las vivencias, haciendo que creemos una realidad completamente diferente a todas las posibles posibilidades que ofrece la vida.
MENTE MENTIRA
Siempre y cuando el impulso de nuestra vida vaya relacionado con la interpretación que hacemos, estaremos anclados en el pasado, en lo que ya no existe. Tú no eres tu pasado, tu infancia.
Tu mente justificará una y otra vez tu impulso vital, tu propósito. Te limitará en qué te puedas convertir y en quién quieres ser.
Para tomar las riendas hacia nuestro destino, necesitamos despertar del sueño de la mente y hacer un despertar de la consciencia. Supongo que esta frase la habrás leído o escuchado en una infinidad de ocasiones, ¿en realidad la has comprendido?
El despertar de la consciencia va mucho más allá de lo que nuestra mente puede comprender, es dar un paso más hacía la grandeza de que, tu consciencia ya tiene toda la información necesaria para saber surfear por el mar de la propia vida.
La consciencia no necesita mente, solamente estar y navegar hacia el rumbo que tú hayas escogido. La consciencia navega sin preguntas, se adapta a los vientos y mares, no se impulsa del pasado, solamente desde el punto donde está en cada momento, sin dejar de enfocarse sobre el propio foco de su destino.
Esto te permitirá brillar y mostrar al mundo tu propósito vital.
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