¡Qué alegría encontrarte aquí!. Hoy voy a ser breve pero intenso. 😉
Quiero compartir contigo un cuento precioso que puedes compartir hoy mismo con tus hijos, y reflexionar sobre ello. Pero antes déjame contarte que el famoso aforismo que da título a esta entrada en el blog lo dejó escrito Baltasar Gracián, un jesuita aragonés que, allá por finales del siglo XVII, escribió un célebre ensayo, cuya sabiduría ha llegado hasta nuestros días: Oráculo manual y arte de prudencia. Entre otros muchos aforismos, Gracián nos dejó este que, desde entonces, nos recuerda que no debemos ser pesados ni cansar a los demás con nuestras explicaciones si no queremos ser rechazados.
Dicho esto, érase una vez…
Un día una niña salió de paseo con su padre… De pronto, él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio le preguntó:
-Además del cantar de los pájaros, ¿Oyes algo más?
La niña agudizó sus oídos y después de unos segundos respondió:- Sólo escucho el ruido de una carreta.
-Eso es, dijo el padre. Es una carreta vacía.
Entonces la niña preguntó con curiosidad: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si no la vemos?
-Es muy fácil, sé que está vacía por el ruido. Cuanto más vacía está la carreta, más ruido hace.
Con el tiempo la niña creció y se hizo una mujer. Cada vez que escuchaba a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de los demás, presumiendo de lo que tiene o de lo que sabe, prepotente y menospreciando al resto de las personas que lo rodean, sentía la voz de su padre diciendo: Cuanto más vacía está la carreta, más ruido hace.
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.
Recuerda que: “Si las palabras no son mejores que el silencio…lo mejor es callar”…
Ha sido un placer acompañarte este rato, ¿seguimos de vacacciones?
Un abrazo
Josep.
Imagen:Freepik